Trabajar desde casa ya es un desafío, pero cuando ese espacio también lo usan tu pareja, tus hijos o las personas con las que convivís, el reto es doble. Una oficina compartida puede convertirse en un lugar caótico… o en un rincón de armonía y productividad. La diferencia está en cómo la planifiques.
1. Definí zonas claras de trabajo
Aunque el espacio sea reducido, lo ideal es que cada persona tenga un área delimitada. Puede ser con muebles, estantes o incluso alfombras que marquen visualmente dónde empieza y termina el espacio de cada uno. Esto ayuda a reducir distracciones y a que cada quien sienta que tiene “su lugar”.
2. Invertí en escritorios prácticos y versátiles
Un escritorio adecuado no solo mejora la postura, también optimiza el espacio. En oficinas compartidas funcionan muy bien:
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Plegables, que podés guardar cuando no los usás.
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Rebatibles, que aprovechan la pared y dejan libre el suelo.
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Standing desks, perfectos para alternar posiciones y no molestar al de al lado con la silla.
3. Priorizá el orden visual
El desorden compartido se multiplica. Usá organizadores, cajas y estantes flotantes para mantener la superficie despejada. Un escritorio limpio no solo es más cómodo: también reduce las discusiones del tipo “¿quién dejó esto acá?”.
4. Acordá reglas básicas de convivencia
Tan importante como los muebles es la comunicación. Definir horarios de silencio, reuniones o pausas compartidas puede evitar roces. Un simple cronograma visible en la pared puede hacer maravillas.
5. Sumá toques personales, pero sin saturar
Cada uno puede decorar su rincón con un detalle: una planta, una foto, un accesorio. Eso da identidad, sin caer en la sobrecarga visual. La clave es equilibrar lo personal con lo compartido.
El extra que hace la diferencia
Armar una oficina compartida en casa no tiene por qué ser sinónimo de caos. Con un poco de organización, reglas claras y muebles que se adapten a cada espacio, podés tener un ambiente donde todos trabajen cómodos.
En Woox pensamos escritorios que acompañan este desafío: plegables que se guardan en segundos, rebatibles que aprovechan la pared y standing desks que te invitan a moverte. Porque cuando el espacio funciona, la calma se nota.
